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Satisfaction...


A lo largo de los años la música se torna aburrida, poco interesante o simplemente pasa de moda, pero existen algunas excepciones que nos enseñan que las buenas composiciones nunca se olvidan.

En esta ocasión hablaremos de una de las canciones más sobresalientes de los años 60, del siglo XX, y de la historia musical; Satisfaction, de la legendaria banda inglesa: The Rolling Stones.

La mayoría de las personas reconoce desde el primer momento esta grandiosa canción y es de entender, pues el rítmico riff de la guitarra de Keith Richards nos introduce en una de las mejores experiencias momentáneas que nuestros oídos podrán disfrutar, sólo para continuar disfrutando de la sencilla pero trascendental manera de cantar de Mick Jagger que entona el primer verso de la canción con tal armonía que cualquier persona de cualquier parte del mundo podría entenderla sin necesitar de un traductor.

I can´t get no, Satisfaction…

A lo largo de la canción escuchamos el riff principal y no se convierte en un sonido monótono, sino que nos entusiasma a querer bailar la canción y mantenernos así hasta morir de cansancio, sin mencionar que la adición del pandero en todo momento le da viveza y fervor a la canción. La personalidad de Jagger se hace presente desde el instante en el que nos canta el “I try and I try” dando paso al coro que miles de personas cantaron al límite de la emoción y que casualmente une a todos en la idea principal; no poder tener satisfacción con nada.

Es entonces cuando entra el coro en juego y nos hace querer cantar a toda voz mientras movemos la cabeza al ritmo de la música, y la batería de Charlie Watts parece interminable y se sumerge en nuestra mente y nos hace creer que la canción es eterna, y Jagger continúa cantando y cuando aparece el silencio en el que lo único que se escucha es el tamboril de Watts, parece que algo genial está a punto de finalizar y cuando menos lo esperas el grito “Hey Hey Hey” te llena de emoción y te incita a querer escuchar una y otra vez la canción; aunque todos sus versos parezcan iguales, aunque el coro no se modifique, aunque el riff de la guitarra sea el mismo toda la canción; la perfección de la combinación sonora es sublime y exquisita, y nadie puede decir lo contrario pues cualquiera queda hechizado desde el primer momento.

La canción está escrita en su mayor parte por Mick Jagger, y aunque no es una de sus mejores composiciones es suficiente para complementar esta obra de arte. Al mismo tiempo que es simple, la letra bien retrata la realidad de la sociedad americana de aquellos años. El cantante ha mencionado que la letra se le ocurrió después de unos minutos de escuchar el riff de Keith Richards, quien lo creó una noche de 1965. Mientras los Rolling Stones estaban de gira por Estados Unidos, Keith despertó en medio de la noche para grabar en un casette el riff que se le había ocurrido mientras dormía. El guitarrista ha mencionado que “La mayor parte de la grabación eran mis ronquidos, y apenas dos minutos de Satisfaction”. Al día siguiente se lo presentó a la banda para ver qué opinaban, y aunque al principio no parecían tener futuro esas cinco notas, con ayuda de un distorsionador Gibson Maestro Fuzzbox (no es extraño que en el mismo año de lanzamiento del sencillo se hayan vendido todos los distorsionadores Fuzzbox) la parte principal de la canción quedara finalizada.

Así podemos comprender que algunas canciones no necesitan ser complejas para ser buenas, sino que sólo se necesita la buena combinación de todos los elementos musicales. Así que la próxima vez que intentes crear una excelente canción asegúrate de tener un buen sueño musical, de escribir de la manera más ocurrente posible y claro, pertenecer a The Rolling Stones.

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