Adeline Virginia Stephen fue una escritora inglesa nacida el 25 de enero de 1882 y fue una de las figuras más importantes y representativas del modernismo.
El Modernismo fue un movimiento filosófico surgido a finales del siglo XIX, los escritores de la época estaban cansados del realismo que había dominado a la literatura con autores como Gustave Flaubert, Emilio Zolá y otros más por lo que al darse cuenta que la verdad no era como la habían querido retratar esos autores decidieron buscar una nueva forma de contar historias y se les acuño el término “modernistas”. Entre los escritores más importantes de este movimiento destacan: T.S. Eliot, Getrude Stein, Ezra Pound, William Faulkner, James Joyce, Franz Kafka y Virginia Woolf.
Woolf vivió en una familia grande debido a que tanto su madre como su padre eran viudos cuando se conocieron, por lo tanto ella tuvo cuatro medios hermanos y tres hermanos de sangre. Virginia se llevó bien con todos ellos, jugaban juntos y eran unidos, sin embargo no disfrutó de amistades debido a que a diferencia de sus hermanos varones la educaron en casa y además a lo largo de su vida sufrió numerosos colapsos mentales y cambios de humor que la mantuvieron internada en una casa de reposo y hacían casi imposible el que se relacionara con nuevas personas.
Esto cambio durante su vida adulta, cuando su hermano Thoby traía a sus compañeros de Cambridge a casa para discutir de temas intelectuales, Virginia escuchaba con atención y aprendía de todo ello, más tarde se les uniría y juntos formaron el círculo de escritores y artistas conocido como Bloomsbury Group. Fue en este grupo que conoció a Leonard Woolf, un escritor sin mucho dinero que se convertiría en su esposo y la ayudaría a mejorar su condición para evitar más colapsos.
Woolf empezó a escribir a principios del siglo XX, gracias a la imprenta que tenía su medio hermano tuvo la oportunidad de publicar sus primeros libros y más tarde tendría la suya, llamada Hogarth Press. Su obra más famosa: “La Señora Dalloway” está escrita casi toda en “monólogo interno”, una de las fundamentales características que trajo el Modernismo y que le otorgó amplio reconocimiento a su novela.
Ésta técnica le permite al lector conocer por completo la personalidad de cada personaje a través de una narración en primera persona que en lugar de contar la trama revela sus emociones, pensamientos, preocupaciones y secretos. Al final de la historia los personajes principales se reúnen y sus historias cobran sentido, en ese momento ya conocemos su pasado y podemos entender mejor las relaciones que tienen entre sí y por qué interactúan de la manera que lo hacen. La historia trata de Clarissa Dalloway, una mujer de la tercera edad que planea una fiesta e invita a sus mejores amigos a quienes ha dejado de ver a lo largo de los años. Gracias al uso del monólogo interno podemos conocer la vida que tuvo Clarissa y cómo influyeron en ella sus amigos, por qué perdieron contacto y cómo se sienten al haber envejecido.
Los colapsos mentales nunca detuvieron a Virginia Woolf en su carrera literaria sin embargo la muerte de muchos de sus parientes y el curso de la Segunda Guerra Mundial que parecía no tener fin empeoraron su condición. En una carta a su esposo revela que constantemente oía voces, que ya no podía concentrarse para leer y que se le dificultaba escribir por lo que se suicidó el 28 de Marzo de 1941.
Numerosos estudios se han hecho a su vida y sus obras, médicos creen que ella padecía lo que hoy se conoce como desorden bipolar y el movimiento feminista encontró en ella un modelo a seguir ya que en sus obras “Tres Guineas” y “Una habitación propia” se explora el tema de cómo las escritoras son reprimidas por hombres que dominan el futuro de la mujer en la sociedad y la educación.
Sin lugar a dudas Virginia Woolf es de las escritoras más importantes que ha habido, hoy en día las mujeres todavía enfrentan problemas cuando quieren conseguir un lugar en la sociedad, la política o las artes y Virginia Woolf definitivamente marcó una diferencia. Las mujeres podían inspirarse en ella y seguir su ejemplo para conseguir sus sueños también, no tenían por qué seguir siendo discriminadas por sus ideas y menos por su sexo. Este año la autora cumple 134 años y recordamos con alegría su contribución a las letras, lamentamos las condiciones que perturbaron su vida pero agradecemos que a pesar de ellas siguiera escribiendo, no nos queda más por agregar que: muchas gracias señora Woolf y feliz cumpleaños.
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