The Revenant es, sin duda, uno de los trabajos más sobresalientes del negro Iñárritu, desde luego sin menospreciar sus filmes anteriores, todos ellos de excelente factura.
La cinta nos lleva a una dramática historia de venganza, enmarcada visualmente por una estela de paisajes increíbles en donde asistimos a contemplar la pequeñez y fragilidad humana, en concordancia con la majestuosidad y la salvaje naturaleza en donde el transito humano, poco o nada puede hacer.
El hombre finalmente es una más de las bestias del bosque y recordamos a los sabios griegos cuando decían: Homini Lupus Homini, “El hombre es el lobo del hombre”. El trabajo de Di Caprio nos hace reflexionar precisamente en eso, la constante lucha de poderes, que la mayoría de las veces culmina lamentablemente en injusticias y el derrame de sangre inocente.
En una escena de la película, una simple ardilla nos lleva a cuestionar sobre la importancia de encontrar cada quien a su propio dios en un mundo caótico y aparentemente sin sentido, en donde esperamos que la esperanza se dé y nos permita seguir respirando.
Por otra parte es muy meritorio el rescate de Iñárritu a los valores que están en boga actualmente, al reivindicar los derechos de aquellos que han sido desposeídos sistemáticamente de lo que les pertenece; crítica constante en el mundo cinematográfico pero que tristemente se queda sólo ahí, sin traspasar fronteras.
La naturaleza algún día nos cobrará la factura, lo sabemos. Mientras tanto y a la par de las nuevas crisis mundiales, el trabajo del mexicano nos cae como anillo al dedo, como un espejo para la sociedad, y por supuesto como una cinta a reflexionar.
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